En estos retratos Olya Ivanova trata de transmitir la complejidad de la identidad adolescente y la sensación de alta intensidad que los adultos nunca serán capaces de volver a sentir. Tanto emocional como físicamente estas personas se sienten como extranjeros, extraños monstruos. Les gusta cambiar su aspecto a menudo, ya que quieren escapar de sí mismos, ocultar su verdadero rostro. Así que en algún momento se hace difícil entender lo que realmente son. Prefieren utilizar apodos y vivir en una especie de realidad paralela, una zona intermedia, que es ajena a las divisiones geográficas y las leyes políticas.
Las reglas de comportamiento donde la frontera entre el bien y el mal, la alegría y la tristeza, lo real e irreal, la inocencia y perversidad, así como la realidad y la ficción se convierten en algo muy difuso.
Os dejamos con una galería de imágenes sobre este trabajo.
muy interesante, me estoy enganchando a visitar vuestra pagína
Interesante, me quedo con ganas de ver mas retratos, sobre todo el 9 me parece una pasada, directo, con distancia, muy guapo.